A principios de 1993 ya una vez reinstalado en mi casa, después de la aventura en Cabo San Lucas, triste porque apenas las cosas se daban con la güerita cara de pizza, mi madre tenía que llevar a mi abuela a Guadalajara. Mi Abuela materna, tenía la pequeña manía de que solo le gustaba viajar en tren… aquí a lo mejor, el único que les puede explicar o platicar, lo que un viaje en tren de Manzanas a Guanatos y viceversa, significaba, es mi compa el 07. Tomando en cuenta que en ese tiempo, viajar a Guadalajara en auto eran más de seis horas, el recorrido en tren eran un poco más 14 horas de viaje.
El tren se paraba hasta en los postes de teléfonos a levantar y bajar gente, equipaje y vendedores de tamales, enchiladas y lagartijas al pastor. Solo un vagón tenia aire acondicionado, el de primera por supuesto, la cosa es que ahí vamos, con nosotros, viajaba el Jacobo Malo, un ex vecino originario de Monterrey, que había venido desde Cuernavaca donde vivía en ese tiempo, a pasar dos semana de vacaciones en nuestra casa y de paso, para asistir a la boda de mi hermana la Sender Ronchas, total que a la tercera semana, se armo de valor y ya se había animado a regresarse a Cuernavaca y nos acompaño a Guanatos para de ahí tomar un camión a su casa.
El viaje realmente, tenía unos paisajes muy chingones, pero estos, estaban hasta entrando al estado de Jalisco, así que la primera parte íbamos aburridos -mas aburridos que la porra de la selección- en ese tiempo como la secretaria de turismo del estado, había tenido la iniciativa de cooperar con mejorar el transporte ferroviario, había instalado un bar en el fondo del vagón de primera, lo malo es que nos dimos cuenta hasta que ya llevábamos medio viaje, y pues ahí vamos, el Jacobo, mi hermano Sender Melon y yo al bar a echarnos unos tragos.
Es claro que como en ese tiempo, no teníamos ninguno de los tres trabajo, el dinero para chupar se nos acabo al tercer trago, por fortuna, en el bar estaba un viejito alemán, que según él, tenía tres meses viajando en tren por todo México, porque era la única manera de conocer lo mejor del país, la cosa es que nos empezó a pichar el alcohol, para cuando llegamos Guadalajara ya íbamos bien jarras y mi mama bien encabronada, una vez que bajamos maletas y nos despedirnos del Alemán cantando cielito lindo y haciendo el Hail Hitler, también fue hora de despedirse de nuestro amigo Jacobo.
Jacobo no estaba muy acostumbrado al alcohol, así que era el más pedo de los cuatro - incluyendo al alemán- tomar un taxi en la estación del tren a esa hora, era toda una proeza, así que el primer taxi que conseguimos fue para la visita, el chofer del taxi era mujer, nomas escuchamos cuando se subió Jacobo, que ella le dijo ¿a donde lo llevo güerito? y vimos como arrancaba y se alejaba.
Fue la última vez que supimos de él, no tenemos ni la menor idea si llego, si se regreso a su casa, lo secuestro la taxista o se caso con ella, nunca ni de chiste, el pinche Jacobo se ha vuelto a comunicar con nosotros… Se me ocurre ahorita, buscar en internet haber si lo encuentro.
Dato curioso: Jacobo es el único wey que conozco, que ha reprobado tercer año de primaria… Dos veces.