Ayer en la oficina hubo el ya tradicional intercambio de regalos, y como cada vez me vuelvo mas y mas greench, yo no participe, y no es por mamón, si no que esto, se ha vuelto una tremenda jalada de pelos.
Hace tres años, la secre del jefe me regalo una botella de tinto, pero de esas de 70 pesos que una tarde, entre el jefe y yo la despachamos en la oficina, bueno casi toda, no la pudimos acabar de lo mala que estaba, sabia como agua de jamaica sin azúcar, creo que todavía la tengo en el cajón de mi librero, atrás de mi escritorio, yo le regale a la licenciada X una caja de chocolates finos.
Hace dos años me dio regalos la tetanic, una secretaria que ya se imaginaran como esta, y me regalo un llavero de la selección mexicana, que mejor se lo di a mi compadre, pinché llavero horrible de mal gusto, y al buey que me toco el Vincent, le regale una loción de benetton que pinché disparidad.
El año pasado, le toco a la secretaria del administrador darme regalo y me regalo una calculadora, de esas que venden en los tianguis de cincuenta pesos, que mamadas, esa calculadora sigue en el cajón de mi escritorio, en su paquete sin abrir, y a mi me toco darle regalo a la flaca, le regale unos aretes de plata.
Por eso ya no participo en el intercambio de regalos, no vaya ser que este año, me fueran a regalar otra chigadera.
la gente ya solo lo hace por cumplir, que integración del personal ni que mis huevos, a la monda el espíritu navideño.