Mazinger Z

Hablando de minusválidos y de que uno no sabe cómo tratarlos. En la prepa teníamos un amigo, El Mazinger Z, que le pusimos ese apodo después de que un día un cuete le exploto en la mano y tuvieron que amputarle hasta el codo, siempre al principio, andaba de mal humor, sus papas pagaron sicólogos, terapeutas y no sé si hasta a Catemaco lo llevaron una vez, pero creo que sí, el pinche mal humor del Mazinger no se le bajaba con nada y cuando andaba de buenas, era un mamón de primera.

Un día el Davis otros tres malandras y yo, lo llevamos a La Carreta, un tugurio de mala muerte, ahí nos chingamos dos botellas de Herradura y después, lo llevamos al Cielo Rojo a que hiciera su primera comunión, la mitad del salón coopero para la ocasión, al terminar bajo contento brincando de escalón en escalón al coro ¡Mazinger! ¡Mazinger!¡ Mazinger! Y alzando el brazo y medio.

Al otro día hasta sonriente andaba, recuerdo que hasta volados de a peso jugo, sí señor, la bronca era otra cosa no la pérdida del brazo, ese día todos, aprendimos una verdad indiscutible: La solución de todos los problemas son… el vino y las mujeres.